Dormir como un bebé: Claves durante el primer año de vida.

Quizá antes de convertirnos en madres o padres pensábamos que dormir como un bebé suponía dormir plácidamente y del tirón, sin molestias, sin miedos, sin necesidad de seguir explorando y creciendo también durante la noche. Algunas personas ya nos advirtieron durante el embarazo “aprovechad para dormir, que luego…” pero nosotros ¡qué ingenuos! teníamos demasiadas cosas que preparar o imaginábamos que el cansancio acumulado no sería para tanto.

Una preocupación frecuente

Una de las consultas más repetidas en los primeros meses de vida de los bebés está relacionada con la cantidad y calidad de su sueño. A los padres nos preocupa su descanso, y el nuestro. Para muchas familias es difícil encontrar un equilibro entre las necesidades de descanso del bebé y las de los adultos que le cuidan. Debido a las crisis de lactancia, a la angustia de separación y a la propia arquitectura del sueño infantil, con frecuencia la búsqueda de esta armonía se complica a medida que pasan los primeros meses.

Además, somos conscientes de su función reparadora para el organismo y de su importancia en la consolidación de la memoria, en el aprendizaje, en el vínculo de apego, el estado emocional, la regulación de diversas hormonas y el sistema inmune. Sabemos que las consecuencias de dormir mal durante la infancia se relacionan con obesidad, problemas cognitivos y emocionales, también a largo plazo. Con razón es un tema que preocupa a las familias.

¿Cuánto y cómo necesita dormir un bebé?

Hablar de qué es normal en el sueño infantil es una cuestión muy sujeta a debate. Por ejemplo, aunque muchos autores hablan de insomnio infantil por hábitos incorrectos se sabe que el 25% de los bebés entre los 6-18 meses se despierta regularmente. Y casi la mitad de los niños lo hacen entre el año y medio y los tres años y medio, sin que en origen haya alguna patología. Así que, aunque existen diversas tablas con recomendaciones de horas de sueño por edad y percentiles, lo más importante es fijarse en cómo se encuentra, si durante el día se muestra cansado, adormecido, si cuesta levantarlo por las mañanas o si se despierta espontáneamente, activo y con comportamientos adecuados para su edad.

Sin embargo, las familias estamos expuestas a los comentarios del entorno y de los “expertos”. No pocas veces se nos cuestiona y nos movemos en la disyuntiva entre lo que nuestro instinto nos dice que debemos hacer y lo que se supone que es mejor para el bebé (“Ya debería dormirse solo/a”, “es mejor que le pases a su habitación cuanto antes”, “si colechas será una persona muy dependiente”, “no pasa nada porque llore los primeros días, luego se dormirá solo genial”, “quítale ya la siesta de la mañana”, “dale biberón”, “cánsale más para que llegue agotado…”). Son tantas las recomendaciones, los libros, los “métodos exitosos” (¿exitosos seguro?) que al final algunas parejas se olvidan de hacer caso a sus tripas y ceden a lo que, en teoría, la evidencia y saber popular recomienda. ¿Os suena?

“Que el bebé se duerma solo”

Muchas de estas recomendaciones surgen como respuesta a la imposición del sueño infantil en solitario en la cultura occidental reciente. Sin embargo, desde una perspectiva evolutiva hay que considerar que una serie de cambios originados por el bipedalismo y la dificultad de dormir en los árboles, como hacían hasta entonces nuestros antepasados, explican nuestra compleja arquitectura del sueño desarrollada para encontrar un equilibrio entre las necesidades de descanso y el riesgo de ser presas de un depredador.


En este contexto, hace ya unos dos millones de años, nuestro cerebro se fue organizando para alternar fases de  sueño ligero y sueño profundo, con micro-despertares que permitan vigilar la seguridad del ambiente. Parece que en este paisaje el sueño en compañía era mucho más seguro que el sueño en solitario y que el contacto estrecho entre la cría y su madre sería absolutamente necesario para su supervivencia.

De esta forma, las quejas de los bebés a la hora de ser puestos a dormir en solitario deberían ser interpretadas como una respuesta adaptativa y no como una patología. Así que podemos preguntarnos ¿obligar al bebé a dormir en solitario desde pequeño, lejos de lo que marcó nuestra evolución como especie, puede afectar y condicionar su arquitectura del sueño dando lugar a algunas patologías y desórdenes?

¿Dejar llorar a los bebés para que “aprendan” a dormir?

Las técnicas de adiestramiento basadas en “Dejar llorar” (uno de sus máximos exponentes en España es el método Estivill) siguen siendo consideradas como única alternativa para un sueño infantil saludable para algunos pediatras y familias. La evidencia ha demostrado que este tipo de técnicas no mejoran el sueño infantil, sino la percepción de los padres y madres sobre el mismo. Además, dadas las dificultades que muchos progenitores tenían para no atender el llanto de sus bebés, así como los resultados de estudios científicos sobre los efectos indeseables que esta desatención podía tener en los niños y en el vínculo con sus cuidadores, ha habido un cambio de paradigma. Poco a poco se ha avanzado en desarrollar técnicas, para aquellas familias que no opten por el colecho, que permitan acompañar el sueño en solitario sin dejar llorar.

¿Cómo encontrar equilibrio en el sueño de toda la familia?

Conocer cómo es el sueño infantil y su evolución es el primer paso para poder acompañarlo de manera respetuosa, ajustar nuestras expectativas a la evidencia (y no a lo que “nos han vendido”) y facilitar que el bebé desarrolle una arquitectura del sueño que le permita, no solo dormir, sino descansar de manera reparadora. Las familias podemos aprender diferentes herramientas para incorporar en nuestra rutina diaria y mejorar el sueño de toda la familia.

Taller sobre SUEÑO INFANTIL: CONOCE Y MEJORA EL SUEÑO DE TU BEBÉ EN SU PRIMER AÑO DE VIDA

Con este objetivo organizamos el taller sobre SUEÑO INFANTIL en el que abordaremos aspectos teóricos y sobre todo prácticos para que os podáis llevar cantidad de recursos que faciliten el sueño familiar. Lo realizaremos presencial y online, con límite máximo de plazas para dar respuesta a todas vuestras demandas y situaciones particulares.

En este taller responderemos a todas vuestras inquietudes:

·       ¿Cómo evoluciona el sueño del bebé durante el primer año de vida?

·       ¿Por qué es importante respetar su ritmo? ¿Cuáles son las consecuencias de dormir mal?

·       ¿Cuánto debe dormir un bebé? ¿Cuáles son las ventanas de sueño? ¿Cuántas horas de siesta necesitan?

·       ¿Y por qué se despiertan por la noche? ¿Cuándo dejarán de hacerlo?

·       ¿Es bueno dormirle en brazos o debemos enseñarle a dormir solo?

·       Diferencias entre el sueño de los bebés que toman fórmula y el de los que toman pecho.

·       ¿Cuáles son los desórdenes del sueño que pueden tener los niños? ¿Cómo podemos actuar los padres ante las pesadillas, terrores nocturnos o patologías del sueño?

·       ¿Podemos prevenir la muerte súbita del lactante? ¿Y si queremos practicar colecho seguro?

·       ¿Cuál es el ABC del descanso infantil?

·       Sueño por edades. ¿Qué puedo hacer en cada etapa para mejorar el sueño del bebé y el de toda la familia?

Tendrá lugar el sábado 28 de noviembre, de 11 a 13h.

El taller tiene un coste de 40 euros, tenéis precio promocional de 30 euros hasta el 8 de Noviembre. También tienes la opción de solicitar una asesoría individual con María.

¡Reserva ya tu plaza!, en el correo:  psicologafamilybalance@gmail.com

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